La tecnología está muy presente en todos los ámbitos de nuestra vida, donde ocupa un puesto cada día más importante. Como no podría ser de otra manera, en el mundo de la artesanía también. Podríamos definir un producto artesanal como aquel que, fundamentalmente, se ha realizado con las manos de su creador, el artesano. La idiosincrasia propia del negocio y el trabajo manual parecen apartarnos de un proceso mecanizado y tecnológico, quizá porque nos centremos en la fase productiva, pero no podemos olvidar que las TIC son una gran ayuda a la hora de gestionar, diseñar y vender los productos del taller. El artesano tiene a su alcance, como cualquier otro empresario, una serie de aplicaciones que le pueden ayudar en su quehacer diario y en la gestión de su negocio, beneficiándose de las características positivas de su uso general: Ahorro de tiempo por una mejor gestión de la información. Avance en los trámites internos del negocio. Aumento de la capacidad de comunicación con terceros.
La naturaleza manual del trabajo del artesano contribuye a dar una originalidad propia al producto final que es susceptible de ser aprovechado para su promoción y venta. El grado de penetración de elementos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el sector artesanal como páginas Web, correo electrónico etc. es más lenta que en otros sectores productivos, probablemente por el carácter propio del artesano. Además se trata de un gremio muy atomizado, constituido en gran medida por autónomos y micropymes que normalmente no cuentan con una ayuda técnica especializada que les pueda asesorar tecnológicamente.
La venta por Internet y la muestra de sus productos en canales de promoción son una de las grandes potencialidades que brindan las Nuevas Tecnologías (NNTT) a los artesanos.
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